El auge y la capitalización que han dejado las criptomonedas en los últimos años se han convertido en objeto de fascinación global, tanto que desde los inicios de la primera criptomoneda Bitcoin en 2009, empezó como lo que podría llegar a cambiar la era tecnológica con lo que está detrás de estas monedas virtuales: la cadena de bloques (Blockchain).
Sin duda, pudimos ver el avance y la diversidad que tiene esta tecnología para adaptarse dentro de cualquier mercado con el fin de dar seguridad y simplificar su gestión de datos en sus plataformas digitales.
Su incipiente potencia en estos 10 años de desarrollo marcan a un gran número de apasionados para su estudio.
Un dato muy interesante es la cantidad de criptomonedas en el mercado. Según Coinmarketcap son 2072 criptomonedas hasta el momento. La cantidad de personas en el mundo que tiene Bitcoin hasta la actualidad es aproximadamente el 1.4%, con el 51% de capitalización frente a las demás monedas digitales.
Con estos datos nos planteamos que apenas llegamos a una mínima cantidad de personas conocedores en el área. Tomando como referencia Bolivia, uno de los países de América Latina, donde la promiscuidad del tema “tecnología digital” aún no se ha definido con total claridad dentro del aspecto jurídico y normativo gubernamental.
Para ser mas específicos, las criptomonedas como medio transaccional económico aun no son totalmente legales. En 2014 el Banco Central de Bolivia (BCB) promulgó una resolución de directorio 044, donde prohíbe al uso de monedas emitidas por entidades externas no autorizadas por el BCB del sistema de pagos nacional.
Pero la tecnocracia de la sociedad lucha contra esta falta de abrogación con proyectos que emanan de la tecnología blockchain, iniciativas que se ven limitadas hasta cierto punto por falta de una clara definición de los términos y condiciones que deben respetar para ir por el sendero de la legalidad.
Proyectos que, personalmente, pude ver cómo van evolucionando hasta el punto de tomar conciencia de su potencial para el mercado y trasladan estos proyectos a otros países donde pueden mostrarse sin dificultades a la sociedad.
Bolivia tiene 11 millones de habitantes, dentro de ellos el 67% son internautas según la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (AGETIC), del ministerio de la presidencia, pero tomemos la relación del 1.4% de usuarios del BTC a nivel mundial que mencionamos en el anterior párrafo, claramente esta relación varía mucho entre países en función de su desarrollo y la cantidad porcentual de internautas que tienen, pero nos servirá para tener una estimación y, haciendo los cálculos con estos datos nos da un resultado de 154 mil usuarios del BTC en Bolivia aproximadamente.
Y aquí es donde nos preguntamos, ¿existe actividades en el uso de las criptomonedas en Bolivia? Sí, existe el uso.
El gobierno se refiere al potencial delictivo que tiene hacia personas poco conocedoras en el tema y que fácilmente pueden llegar a ser estafados, independientemente de su tecnología descentralizada. Las mismas personas que generan cierta posición negativa hacia las criptomonedas.
En conclusión el uso de estos activos digitales es frecuente con sus diversas maneras de operar como su inversión a largo plazo, el trading a corto plazo, a la compra y venta de estos por medio de una negociación personal, aun cuando las normas no lo absuelven completamente.
Nosotro, como seres humanos estamos condicionados a reaccionar a estímulos donde se nos van imponiendo ciertas barreras, como humanos siempre nos hemos sentido atraídos por aquello que no está al alcance de nuestras manos. En el fondo, es una manifestación digamos casi natural dentro de nosotros desde la era de los primitivos, en nuestro cerebro reptiliano.